jueves, 10 de mayo de 2012

Lemon de Imposible Amor.

Lemon:


Inuyasha simplemente negó con la cabeza e incorporándose, comenzó a besar el cuello de Aome. Despacio ella se quitó la camiseta que llevaba mostrando un sujetador de color rosado con flores blancas. Inuyasha tragó saliva y con rapidez se desató los últimos botones de su camisa para después quitarsela de golpe.



De nuevo se acercó a los labios de su hermana y la besó con fuerza mientras introducía su lengua en la boca de ella que le correspondió de igual forma. Pronto Inuyasha la giró y alternó las posiciones, colocándola debajo de él, quien en ese instante acababa de quitarle el sujetador y con mucha delicadeza comenzaba a lamerle los pezones en tanto que Aome soltaba un gemido de placer.



— Inu— gimió Aome con los ojos cerrados por el placer. Inuyasha sonrió para sus adentros. ¡Aome era maravillosa! Justo tras ese pensamiento el chico notó como unas manos agarraban el botón de su pantalón y lo desabrochaban lentamente, para luego bajar la cremallera aún más despacio. Inuyasha jadeó sin poderlo evitar. Incorporándose se quitó el mismo el resto de ropa que llevaba en tanto que Aome hacía lo mismo.


Inuyasha se quedó totalmente mudo ante lo bellísima que era su pequeña. Estaba justo en frente de el, totalmente desnuda, justo como cuando eran unos bebés, pero ahora iba a hacerla su mujer.



Aome por su parte no pudo evitar asustarse ante aquello que Inuyasha tenía entre las piernas. Si… Por fin quedaba esclarecido el por que Inuyasha era el ídolo de las mujeres.


Inuyasha sonrió al ver hacia donde miraba Aome y dando un par de pasos la abrazó con cuidado.


— Te amo pequeña… — susurró mientras los ojos de ella se llenaban de lágrimas sin saber porque.


—Yo también Inu...— dijo ella aferrándose fuertemente al cuello de su hermano.

Incapaz de aguantar más Inuyasha se arrojó encima de ella mientras le besaba los pechos, el vientre y comenzó a descender hasta su sexo. Ni un solo pelo se podía ver en aquel perfecto triángulo y con cuidado el muchacho comenzó a pasar su lengua por él notando inmediatamente que Aome estaba muy excitada. Aome jadeó y se retorció por el placer pero fue capaz de murmurarle.


— Inu… Quisiera… Primero querría…- Aome se quedó atascada en sus palabras pero su hermano la comprendió perfectamente. Primero quería que él le hiciese el amor, y luego ya podrían pasar a practicar el sexo.


Él sabía que aquella era la primera vez de su hermana y quería que la recordase de la mejor forma posible.

Con delicadeza volvió a besarla en tanto que su hermana separaba las piernas despacio. Inuyasha le acarició el muslo y con cuidado comenzó a introducirse en su interior. Aome tenía los ojos cerrados pero su rostro todavía conservaba una expresión de placer. El chico introdujo su mienbro con mas deliquedeza notando un ligero desgarro y sintiendo como Aome se tensaba bajo él. Una pequeña lágrima salió de los ojos de su hermana para perderse en su cabello.


— ¿Pequeña? Oh Dios… ¿Te he lastimado?— preguntó Inuyasha con la voz ronca y besando suavemente a su hermana intentando reconfortarla. Al cabo de unos segundos Aome abrió los ojos y le sonrió.


— No te preocupes… No quiero que pares Inu. No quiero…—gimió Aome mientras mordía el cuello de Inuyasha que comenzó a moverse despacio.


 Aome hizo un par de muecas de dolor, pero al cabo de unos instantes Inuyasha notó que ella se relajaba y se volvía más ligera. Aceleró un poco el ritmo y fue respondido con un fuerte jadeo por parte de su hermana a la que sonrió con satisfacción. Antes de ella Inuyasha solo se había preocupado por obtener placer para él mismo y lo que fuese de su acompañante le daba igual. Pero ahora descubría que también era muy excitante provocarle placer a otra persona y más si también su corazón latía por ella y no solo su cuerpo la reclamaba.



De pronto Aome enroscó sus piernas en torno a su cintura y lo introdujo más en su cuerpo. La joven se encontraba casi en estado de éxtasis. ¡Que bello y placentero era hacer el amor! Abrió los ojos y se encontró con los dorados de Inuyasha mirándola fijamente mientras la penetraba una y otra vez. Había tanta ternura y amor en la mirada de él que Aome sintió una fuerte opresión en el pecho. Ahora entendía la frase "amar te duele". No solo porque sufrieses por infidelidades o porque el amor es duro, sino porque cuando amas tantísimo a alguien, el sentimiento es tan intenso que se confunde con el dolor. Tambien saber que lo que estaban haciendo estaba mal, muy mal, Pero por ahora solo pensaria en su amado Inuyasha.


De pronto unos espasmos comenzaron a sacudir su cuerpo. Unos espasmos muy placenteros y, arqueando la espalda, Aome se aferró al cuello de su hermano mientras lanzaba unos grititos sin poderlo evitar.



Al notar a su hermana alcanzar el clímax, Inuyasha incrementó el ritmo mientras le besaba los pechos que fue en el momento en que ella comenzó a gimotear salvajemente mientras le agarraba el cabello. Tan solo un breve instante después Inuyasha notó que alcanzaba el orgasmo pero en unas proporciones hasta ahora desconocidas para él, y el solo pensamiento le provocó otra oleada de placer.


Aferrados el uno al otro, ambos jadearon con fuerza al saberse alcanzando la cúspide del placer juntos, Inuyasha mordio suavemente le cuello de su hermana dejandole una pequeña marca y cuando por fin terminaron, el cuerpo de Aome todavía tenía espasmos a cada segundo, en tanto que Inuyasha no conseguía que su respiración se normalizase.


—Pequeña… Te amo— volvió a decirle Inuyasha. Ella no le contestó y se limitó a abrazarle mientras recostaba la cabeza en su pecho. Él dio un largo suspiro, sentía algo nuevo… Algo que pocas veces en la vida había notado. Al menos no de forma tan clara y fuerte para él. Esa cosa tenía un nombre ¿no?… Umm… ¿Cuál era?¡Ah si!... Felicidad y Amor.

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